Vigías
Localización: Torre Piquer de Berge (Teruel)
Predica en el desierto
Localidación: Convento del desierto, Calanda (Teruel)
Disonancia sin destino
Localización: entrada a la "estación de tren" de Alcorisa (Teruel)
El arte es capaz de descubrir joyas ocultas de la naturaleza y hay esculturas que hacen que cada emplazamiento tenga una historia que contar. Con este propósito nació hace tres años Armonatura, un proyecto escultórico promovido por la comarca del Bajo Aragón con el objetivo de aumentar el interés turístico de tres puntos situados en medio de la naturaleza: la Torre Piquer de Berge, el Convento del Desierto de Calanda y la entrada a la antigua estación de ferrocarril de Alcorisa. «Tres espacios que tienen como denominador común que son muy evocadores», subraya Daniel Millera, responsable del área de Turismo.
La institución comarcal persigue con este proyecto «unir manifestaciones artísticas con elementos que tienen atractivo en el territorio para la promoción turística». La iniciativa echó a andar hace varios años empezando con una escultura de dos vehículos en un área de descanso cercana a Alcañiz que rinde tributo «a todo lo que ha sido el mundo del motor en la zona», señala Millera. El proyecto está financiado con 70.000 euros del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite) para infraestructuras turísticas.
A través de estas tres esculturas, los creadores pretenden que el visitante pueda interactuar con el espacio mediante el sonido, la visualización y con un texto poético relacionado con el entorno en el que se encuentran. Este enfoque, propuesto por la artista turolense Estela Ferrer, fue recibido con los brazos abiertos por la comarca, ya que «encajaba perfectamente con la filosofía del proyecto».
Estela Ferrer, Joaquín Macipe y Manolo Cirugeda son los escultores de este proyecto y Gerardo Villarroya quien ha desarrollado la idea. Cuando este último supo que se iba a llevar a cabo el proyecto buscó a gente de la zona y finalmente todos ellos son bajoaragoneses. Realizaron todo el trabajo en Alcorisa y recurrieron a empresas de la zona para hacer las esculturas. «Queríamos que la gente que formara parte fuera lo más cercana posible», cuenta la artista Estela Ferrer.
Ubicada en el entorno de la estación de tren de Alcorisa, una línea ferroviaria que nunca llegó a funcionar, la escultura 'Disonancia sin sentido' simula una cabeza de un tren de alta velocidad. La parte posterior está cortada y tiene unos cables que imitan las cuerdas de una guitarra que se pueden pulsar y emiten sonidos. La tarima representa la vía y los bancos los andenes donde los pasajeros esperan un tren que «probablemente nunca llegará». «Es una escultura reivindicativa, de promesas incumplidas a lo largo del tiempo», subraya Millera.
En un principio la escultura iba a quedar como un lienzo en blanco, pero los artistas decidieron darle un toque urbano al tren con un grafiti de Jordi Costa, donde se lee el nombre del pueblo. Ferrer cuenta que tomaron esta decisión por dos motivos: «Primero porque sabíamos que era muy tentador y tarde o temprano alguien se encargaría de estropear y pintar la estructura. Y segundo porque iba muy acorde con la idea que estamos reivindicando, ese abandono a la España rural».
'Vigías', en Berge
El carácter bélico del emplazamiento marca el título y las características de la escultura 'Vigías' en el entorno de la Torre Piquer. Sus autores quisieron instalar en sentido vertical varios troncos vaciados de diferentes longitudes y grosores y que al golpearlos suenan. Finalmente decidieron tallarlos con formas asociadas a la torre y dibujos medievales. También incorporaron los símbolos de las órdenes militares-religiosas que más repercusión tuvieron en la zona.
Para Ferrer, que es de Berge, ha sido todo un orgullo hacer y poner una escultura en su pueblo. Además, destaca que todos los comentarios que ha recibido han sido positivos y eso le hace «especial ilusión».
'Prédica en el desierto'
Por último, 'Prédica en el desierto' busca representar el vacío que sufre el Convento del Desierto de Calanda, olvidado por las instituciones y sin ninguna actuación patrimonial a la vista. Sus autores han instalado una especie de tambor que se puede tocar y emite sonidos.
Los artistas decidieron añadirle vegetación dibujando unas hojas alrededor del tambor. «La pintura representa cómo la naturaleza va tomando un espacio que antaño le perteneció», cuenta Ferrer. Además, con el título 'Prédica en el desierto', quieren dar a entender que las peticiones de conservación, «caen en saco roto».
A partir de ahora, el futuro del proyecto se verá marcado por la disponibilidad de fondos. Según Millera, «las siguientes actuaciones van encaminadas a otras líneas de trabajo, pero si Armonatura tiene una buena acogida y funciona bien, se puede plantear su continuación». Ferrer, por su parte, lo tiene muy claro: «Ojalá se pueda seguir instalando más esculturas; son muy importantes los valores que hay detrás. Cada uno éramos una pieza y hemos ido aportando cosas diferentes que lo han enriquecido mucho».
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